Por
mandato y decreto del rey Henry II Emily debe pasar un año bajo la
protección y custodia de Draven de Montague, conde de Ravenswood. De
este modo el monarca pretende asegurarse de que las disputas y
reyertas entre Hugh, el padre de la chica, y Draven lleguen a su fin,
puesto que está más que harto de mediar entre dos de sus señores y
vasallos. Como un modo de mostrar la disposición de ambos a su
orden, estos deben acceder a entregar algo muy preciado por ellos.
Hugh debe entregar, con todo el dolor de su corazón, a su adorada
hija Emily, su más preciado tesoro.Para Draven su más valorada
posesión es su honor por lo que jura por su honor de caballero
garantizar la seguridad de la chica que queda a su cargo.